25 de noviembre de 2013

Lo que dejamos atrás

¿En qué momento del camino decidimos despojarnos de todo?
Quedarnos desnudos, desprotegidos.
Pero, ¿desprotegidos ante qué? ¿existe un peligro mayor que no tenerse a uno mismo?
¿Estamos perdiéndonos, perdiendo nuestra esencia a medida que avanzamos? Tal vez solo estemos naciendo de nuevo, despegando de nuestros cuerpos todas las cosas que no nos dejan ser nosotros mismos.
Estamos descubriéndonos.
Siento cómo algo se despega de mi piel y aunque cierro el puño no puedo contenerlo, se escapa para siempre.
Mis ojos ven más nítido, escucho mi respiración, me siento más ligero, pero más fuerte.
Aun así estoy asustado, ¿qué es lo que se ha alejado tanto de mi? ¿por qué no lo reconozco? ¿qué es exactamente lo que está pasando conmigo?
Necesito entender todo esto, necesito reconocerme en este cambio, no olvidar que lo que se ha ido debía irse, aunque yo haya intentado retenerlo conmigo el tiempo que fuese posible.
Quiero renacer, sentir el éxtasis que es vivir como siempre he querido.
Quiero morirme cada vez que me falte aire nuevo y que la primera bocanada después de abrir los ojos me haga sentir algo, lo que sea. Chocarme contra la vida una y otra vez, abrazarla y esperar que ella lo haga aún más fuerte. Romper cristales, sentir la adrenalina y mis pupilas dilatándose. Electrocutarme con alguien y no arrepentirme. Probar la sangre cada vez que esté agonizando y no olvidar nunca que no hay nada capaz de impedir que regrese.
Quiero llorar mientras le grito a aquella parte de mi que se escapa como seda entre mis dedos que no vuelva. 
Y no dejarla volver.


18 de septiembre de 2013

Donde la mente encuentra al alma

Me he dado cuenta de que soy increíblemente fuerte.
Hay mucha gente pasando por cosas horribles, cosas que destrozan la mente humana, que te vuelven alguien vacío, que pesan tanto que acaban pudiendo contigo.
Y a mucha de esa gente se les escapa la vida entre los dedos.
Rendirse ante uno mismo es el punto final de todo, como mirarte a los ojos y confesarte que no eres tan fuerte, que no puedes más, que abandonas.
Nisiquiera las cosas que dejas atrás pueden traer de vuelta lo que ya has entregado a la nada.
Ese punto es el que marca la cuenta atrás hacia el momento en el que un simple y sencillo impulso te lleve consigo.
Somos frágiles.
Pero yo sigo aquí, y no me permito pasar ese punto, no voy a entregarme al vacío, no quiero perder, no quiero tener que mirarme a los ojos cuando mi cuerpo ya no me pertenezca y pensar en todas y cada una de las cosas por las que debería haber sido más fuerte, incluso aunque no pudiese serlo.
Hay algo dentro de mí que me empuja a seguir hacia delante, que me da fuerza suficiente cuando de verdad lo necesito, que en los momentos críticos parece querer salir de mi y ser quien tome las decisiones.
Y creo que sé qué es.
Soy yo.



Necrosis

Parece que la enfermedad avanza cada día más, consumiéndome, ennegreciendo mi piel y quemando mis órganos.
Me siento corrosivo, ahora soy el portador de algo que nadie desea, la gente me rehúye, ahora reniegan de mí.
 Y cada vez que yo mismo me dejo caer por puro agotamiento siento cómo se inyecta en mí esa sustancia en descomposición, ese ácido que me recorre por dentro, que me deja cicatrices de las que no voy a poder recuperarme.
 Tengo la sensación de haberlo ido alimentando con el paso del tiempo, concentrando la dosis hasta hacerla parecer puro fuego líquido.
Estoy tan desgastado que no puedo sostenerme en pie, y es justo cuando me arrodillo, como suplicándole a algo omnipotente que me salve, cuando el gotero se pone en marcha y me recuerda que no hay nada que pueda impedir la venida de mi propia autodestrucción.
Y sigo sin saber qué hacer.
Me está comiendo y no sé qué hacer. 




5 de septiembre de 2013

Cosas no dichas

Un día como otro cualquiera enciendes tu cabeza para seguir pensando en todo lo que te preocupa, y te das cuenta de que incluso eso te resulta difícil. Que todo puede prender si le aplicas la chispa adecuada. Que tu cabeza a pájaros ahora es una bandada incontrolable de cosas que no comprendes del todo bien. Que en algún lugar del camino te perdiste y ahora no sabes donde te encuentras. Que la única manera de avanzar es cerrando los ojos e imaginando que todo va bien, que sigues caminando por donde deberías.
Es como resquebrajarse, sientes que te cuarteas y que comienzas a desprenderte de ti mismo, cayendo al suelo, derrumbándote.
Quiero luchar, quiero ser feliz, estar bien, estar como siempre he estado, dejar de temblar, dejar de darle vueltas a todo, solucionar lo que sea que tenga que solucionar, encontrar motivos, metas, superarme, superarlo.
Ojalá pudiese gritar tan fuerte como mis pulmones me permitan, echarlo todo, que mi eco me deje oír todo lo que se desvanece en la nada, sentir que ese peso desaparece.
Es tan difícil enfrentarse a uno mismo.
Y todo sigue en mi cabeza, y yo intentando comprenderlo, intentando comprenderme.



21 de agosto de 2013

En mis venas

He de reconocer que hubo un momento en el que estuve al borde de cristalizarme.
Toda la sal que se acumulaba con cada lágrima empezaba a cubrirme el cuerpo.
Y empecé a tomar el aspecto de algo extraño, desconocido, una masa de nada que se acabaría hundiendo en un mar oscuro, sin poder llegar a la orilla de sí mismo.
Tuve miedo, no conocía el lugar al que seguramente iba a acabar hundiéndome, suponiendo que ahí abajo hubiese algo más que soledad y un negro absoluto.
Pero valoré cómo el sol se reflejaba en aquellos cristales que eran mi carga, cómo me acariciaba y me transformaba en alguien cálido, como contándome a susurros que no pasaba nada, que todo estaba bien, que confiaba en mí.
La manera de la que me mecía el viento se sentía especial, pasando al raso por los vértices de mi cuerpo, haciendo que me estremeciese.
Todas y cada una de las gotas de agua que parecían querer ayudarme desesperadamente, golpeando la cobertura transparente que me cubría, intentando resquebrajarla.
Nada pudo pararme, pues era yo el que se hundía, y lo comprendí demasiado tarde.
Y estando bajo el agua comencé a sentir cosas increíbles.
La sensación de mi pelo ondeando a merced de las corrientes, mis brazos y piernas completamente extendidos, como formando parte de todo, sentí que era libre.
Abrí los ojos y entonces lo entendí todo.
Nunca se está atrapado en uno mismo.
Ahora me movía grácilmente por algo tan salado como lo que me había hundido, tenía que aprender a nadar en mis problemas, a ver los reflejos que la luz hacía en la superficie, que me llamaban, que me decían que cogiese impulso y nadase hacia arriba sin pensar, mientras soltaba todo el aire y en las burbujas dejaba cada grito que no había sido capaz de dar antes para que estallase en la superficie e hiciese temblar al mundo, y mientras lloraba ascendiendo, para que todo lo malo formase parte de donde a partir de ahora me gustaría zambullirme y sentirme infinito.



31 de julio de 2013

Hypothermia

El frío ha acabado conmigo.
La sangre que resbala por mis resquebrajados labios azules crea el contraste perfecto entre la vida y la muerte, entre lo que se escapa de mí y lo que ahora se ha apoderado de mi cuerpo.
La nieve se mece tranquila hacia mí, y ya no hay calor en mi cuerpo como para derretirla
Ya no tendré que preocuparme nunca más por todas las cicatrices que me hice mientras intentaba superar el frío, no tendré que volver a levantarme y buscar el sol, persiguiéndolo como si fuese a poder vencer con su ayuda, como si pudiese alcanzarlo tan solo con caminar en la dirección en la que parece estar.
¿Pero qué puedo hacer?
Todo lo que había en mi cabeza era confuso, no sabía siquiera distinguir lo real de lo que era producto del problema.
La desesperación de no entender nada de lo que mi cabeza maquinaba, de no reconocer si estaba bien o mal.
De todas maneras el tiempo es algo que no depende de mi, y ha seguido pasando, al igual que el frío ha seguido atacándome y ha acabado por ganar.
Quién sabe, tal vez no estaba confundido y realmente estoy bien, tal vez este frío es cosa de mi cabeza, al igual que todo lo demás.
Esto podría no ser más que un sueño, una realidad que estoy creando porque siento que algo no va del todo bien.
Y temo haberme herido a mí mismo en todo esto.
Pero la sangre sigue ahí, fluyendo, resbalando por mi blanco nuclear.



28 de julio de 2013

Directo

Ya he disparado, y no puedo apartar la vista del lugar donde sé que acertaré el tiro mas certero jamás lanzado.
Justo donde clavo la mirada, en ese lugar al que luego he de ir a recoger la flecha para volverla a disparar aun más lejos, superándome .
No me preocupa la trayectoria, sé que daré en el centro de la diana, y con eso en la cabeza sigo observando, esperando que todo cambie.
No sin poner de mi parte, el lanzamiento ya está hecho, y con él todo lo que debo hacer va avanzando, poco a poco.
Nada ni nadie puede detener esa punta de acero que rompe el viento, que aprovecha cada aparente obstáculo para coger más fuerza y poder realizar todo lo que he puesto en ella.



23 de julio de 2013

Intentando intentarlo

Un parpadeo.
Inhalar.
Exhalar.
Tragar saliva.
Latir.
No hay nada más involuntario que yo mismo.
Nada que pueda ser tan caótico.
Nada.
Todas y cada una de las acciones del día a día no tienen sentido cuando me pongo a pensar, soy capaz de darles una nueva forma, capaz de destruir la concepción del mundo y rehacerla según cómo me haya levantado.
La virtud o la desgracia de poder controlarlo todo me ahoga, necesito una solución, necesito no pensar, aunque para eso deba llevar esa habilidad al máximo, ponerme en el punto crítico donde un impulso tan involuntario como yo mismo me pueda dirigir a donde no quiero ir.
Esa capacidad de moldear hasta lo más rígido e inflexible, de poder coger cualquier cosa y simple y sencillamente reestructurarla.
Conocerlo todo, saberlo todo, recordarlo todo.
Y conmigo mismo esa habilidad se anula, se desvanece.
No puedo cambiarme, no soy capaz de darme una nueva forma, de analizarme y conocerme tanto que no me dé miedo destruirme para poder volver a nacer siendo alguien diferente, nuevo, mejor.
Todas y cada una de las cosas que he vuelto a crear de cero están en constante cambio, y yo necesito evolucionar, no reconocerme, dejarme atrás.
Pero nunca he sentido la necesidad de moldear lo que ya me resulta correcto, lo que a mi juicio no precisa de reestructuración alguna, pues es justo como debe ser.
Algo tan perfecto que puede mejorar por sí mismo no necesita de mi ayuda.
Y es así como me he dado cuenta de quién soy, de cómo soy, alguien fuerte, duro, transparente y elegante, que puede pulirse a sí mismo sin la ayuda de nadie, que está por encima del cambio. 
Alguien sencillo y complejo al mismo tiempo.
Alguien que refleja a quien se ve en él.
Alguien hermoso, con tantos vértices y tantas caras como posibilidades de romperse.
Un diamante.


10 de julio de 2013

Esperando

Ahora más que nunca valoro los detalles, ahora que veo que lo nuestro se torció y que nunca ha tenido solución alguna.
Es tan difícil irrumpir en la vida de alguien, en todo su entorno, en esa persona misma, en su cabeza, sus planes, su día a día, y conseguir que toda esa interrupción le resulte agradable, que le guste tenerte entre sus proyectos de futuro, que se sienta bien sabiendo que puede tenerte al lado de ahora en adelante.
Por eso busco a alguien, a ese alguien a quien aun no he encontrado.
Una mirada que lo diga todo, verme reflejado en tus ojos, no necesitar nada más, saber que puedo contar con ese contacto invisible que se crea cuando cruzas tu mirada con la mía y el tiempo se detiene por completo.
Rozarte con las yemas de los dedos y sentir como se te eriza la piel, compartir el escalofrío de ese momento.
Estar a escasos milímetros del beso de nuestras vidas, pero retener el momento, disfrutar de la infinidad de estar al borde de que todo empiece a truncarse, y sentir ese algo que nace y que nos quiere unir, que nos empuja al uno contra el otro, que nos ataca diciéndonos que nos lancemos.
Que sea algo tan simple como un abrazo lo que más me consiga hacer sentir que te necesito, que el contacto contigo es algo que me asusta tanto perder que no puedo dejar de apretar mi cuerpo contra el tuyo deseando que seamos uno, sintiendo las arrugas en la ropa y tus manos abarcando lo máximo posible, contándome que tu quieres exactamente lo mismo.
Y al apartarnos, que tu olor me inunde y no me deje respirar, querer más, aunque no pueda contenerlo.
Saber que lo que me hace cosquillas no es ninguna mariposa, es el saber que te he encontrado contenido en una lágrima que resbala por mis mejillas.
Sentir esa caricia eléctrica que comienza con un dedo recorriendo mi mandíbula, y que esa caricia se rompa con el sonido del trueno cuando posas tu pulgar al lado de mi oreja y acercas mi cabeza con tu mano, directa hacia ese beso de tormenta.
Un beso que parece de plomo, conteniendo tanta carga emocional que consigue que pese, pero que se vuelve liviano en el instante en el que nuestros labios por fin se unen, y que entonces se produzca la reacción que tanto tiempo llevabamos reteniendo, el descontrol que había estado en nuestras cabezas demasiado tiempo solo para disfrute nuestro, y que ahora resquebraja el cielo con tanta fuerza que parece que todo vaya a estallar.
Y así es, todo se rompe con el estruendo de ese beso, todo pierde importancia, la nada nos inunda, y desde ahí volvemos a crear el mundo al separarnos, construyendo todo tal y como estaba antes de que nos dejasemos llevar, pero deseando volver a romperlo de nuevo.



9 de julio de 2013

De cómo escapar de uno mismo

Cuando ya has caído y sabes lo que hay al borde de ese abismo al que has conseguido volver a subir, todo es mucho más difícil.
No temes a lo desconocido, temes a todo lo que ya sabes que te espera, y aun sabiendo lo que es, no lo comprendes del todo.
El cielo arde bajo tus pies ahí abajo.
Pierdes completamente el control de todo.
No sabes qué es lo que te espera a cada segundo que pasa.
Es una sensación indescriptible.
Y cuando consigues salir solo caminas con miedo de volver a caer.
Si caminas mirando a donde caíste y temiendo volver a caer estas perdiendo equilibrio a cada paso.
Pisa fuerte sobre el borde esperando lo mejor, mira al frente, ya conoces el camino.



28 de junio de 2013

18

Ha sido difícil.
Y lo digo como si fuese yo el que tuviese que hacer avanzar el tiempo.
Realmente creo que es así, vivir lento es una opción, y me he visto forzado a ella este ultimo año.
Todo ha ido de mal en peor.
He perdido la cuenta de los momentos críticos.
Impulsos que se han perdido en mi mente y que espero que nunca mas vuelvan.
Riesgos que he decidido correr aunque realmente tenía miedo en todo momento.
Preocupaciones básicas que dejé de lado por cosas que me estaban destruyendo.
Definitivamente ha sido muy dificil llegar hasta donde estoy, pero de aquí hacia arriba.
Me he prometido tantas veces que estaría bien y dejaría todo atrás que puede que ahora no me crea.
Y esque es dificil escucharte cuando estas completamente hundido.
Pero ya está, se acabó.
Como todo, esto ha sido una etapa, y como cada etapa, ahora es tiempo de reflexionar, de sentarme a hablar conmigo mismo, resolver todos y cada uno de mis problemas, estar bien, estar más que bien, madurar, sentirme por fin como siempre he querido y he tenido claro que podía llegar a ser.
Lo voy a conseguir, voy a romper todo eso.
Tengo todo lo que necesito, y tengo la determinación para hacer todas y cada una de las cosas que sé que van a sacarme de esto.
Porque me lo merezco.
Mantente fuerte Dani, pase lo que pase.





24 de junio de 2013

"Rebirth"

Las ondas que hago cuando camino sobre el agua en calma me abandonan, necesitan separarse de lo que las ha creado, y así se expanden y se vuelven infinitas.
Tú y yo somos iguales.
Cuando por fin nos encontramos sentimos aquello que crea esa onda, y ya estábamos predestinados a no poder volver a tocarnos a riesgo de no saber la razón por la que habíamos vuelto el uno al otro.
Nos volvemos infinitos mientras nos vamos olvidando, todo lo que vivimos se paraliza en el tiempo y se queda retenido en algun momento que nunca podremos alcanzar de nuevo una vez nos haya abandonado.
Somos nosotros mismos los que nos empujamos a esta situación, somos nosotros los que nos balanceamos constantemente, intentando no caer en la tentación de volver a unirnos y necesitando reencontrarnos para mantenernos vivos.
Estamos congelados en un bucle interminable.
Y aun así somos felices.
La felicidad que sentimos cuando nos estamos olvidando es algo que nos da miedo perder, por eso volvemos una y otra vez a mirarnos a los ojos.
Tus pupilas me recuerdan a esa agua en calma en la que puedo recobrar todo lo que tenía para volver a perderlo de nuevo.
Hemos acabado encerrados en algo que se escapa a nuestra comprensión.
Así será siempre. 




25 de mayo de 2013

Void

Gritar todo lo fuerte que pueda, dejándome la garganta intentando sacar todo lo que se quedó encerrado bajo llave cuando decisite irte de mi lado
Saltar, saltar y caer durante horas y horas, sintiendo lo imninente que es la muerte y aprendiendo a valorar lo que es pisar suelo firme
Llorar, desgarrarme por dentro mientras las lagrimas se lo llevan todo y me dejan tal y como siempre he querido ser
Mirarte a los ojos de cerca, ver lo que nadie ha visto, conseguir de ti todo lo que estabas dispuesto a darme a traves de esa mirada
Sonreír sin darme cuenta
Perdonarte, perdonarme


20 de mayo de 2013

Krone

¿Cómo saber cuándo algo acaba?
¿Qué titulo ponerle entonces?
La cadena de acontecimientos que te lleva al final de la historia entonces ya no importa, el vacío que te deja es lo único que te llena
Comienzas a cristalizarte
Convirtiendote así en alguien frágil, transparente






6 de febrero de 2013

Anemia

Este sitio se ha convertido en una cueva, un lugar oscuro incluso a plena luz del día y en el que siento claustrofobia y un peligro inminente. Donde los murciélagos que antes consideraba inofensivos ahora son vampiros energéticos que no necesitan hundir sus colmillos emponzoñados en mi cuello para que sienta que algo dentro de mi me esta matando.
El agua oscura, turbia, ya no esquiva mis tobillos, ahora los enreda, impidiéndome ver más allá de ellos, provocándome esa sensación de que puedo caer y ahogarme entre esa oscura masa que parece reptar a mi alrededor.
El sonido relajante de las gotas cayendo, provocando ondas en aquella agua y retumbando por todo el lugar en un eco único ahora se asemeja a los pasos de algo inevitable.
El sentimiento estar refugiado aquí dentro ha cambiado y ahora es una sensación constante de soledad y desprotección.