6 de febrero de 2013

Anemia

Este sitio se ha convertido en una cueva, un lugar oscuro incluso a plena luz del día y en el que siento claustrofobia y un peligro inminente. Donde los murciélagos que antes consideraba inofensivos ahora son vampiros energéticos que no necesitan hundir sus colmillos emponzoñados en mi cuello para que sienta que algo dentro de mi me esta matando.
El agua oscura, turbia, ya no esquiva mis tobillos, ahora los enreda, impidiéndome ver más allá de ellos, provocándome esa sensación de que puedo caer y ahogarme entre esa oscura masa que parece reptar a mi alrededor.
El sonido relajante de las gotas cayendo, provocando ondas en aquella agua y retumbando por todo el lugar en un eco único ahora se asemeja a los pasos de algo inevitable.
El sentimiento estar refugiado aquí dentro ha cambiado y ahora es una sensación constante de soledad y desprotección.